And the worms ate into his brain

La fille danse.

sábado, 29 de agosto de 2009

Si como dice Cortázar “se puede vivir sin pensar”, no ha de importarnos. Para qué culparnos y buscar razones. Para qué culpar al invierno de no ser primavera. Para qué ansiar tanta gloria sin recorrer caminos. Para qué esperar actos si no hay un telón, ni una obra, ni luces, ni escenario. Es que de tanto andar de boca en boca el vértigo se me hizo ajeno. Y si intentamos sobrevivir en azul cuando el sol se fugó fue por querer probar lo dulce y agraz del amor, de nuestro amor. Si tan solo son palabras escritas en un trozo de papel, si tan solo es una flor en el jardín del edén, una estrella reflejada en el inmenso mar, bien sabes, no ha de importar. Si el desaliño de los besos se nos quedó en las comisuras de los labios, si quisimos tomarnos una fotografía a los pies de un Nogal, no fue apresurarse a cambiar realidad por utopía, simplemente fue querer vivir contemplando aquella fotografía bajo una lluvia de crisantemos.

Sí, nos amamos. Ocultamos nuestros demonios bajo nuestras alas y cuando caía la noche nos ocultábamos bajo la sombra de la cruz que aún yace sobre nuestra cama. Siendo Jesús testigo de tanto amor hay veces que el desprecio no daña al orgullo.

Tan solo esperaba que vinieras algún día, que volvieras, que se hiciera realidad la fantasía del tren estacionado en la estación, y que bajaras del andén numero cuatro, sin rosas, solo con los brazos abiertos, entregándote, así, a lo que siempre pudo y podrá ser nuestro momento.
Me duele tanto mi partida. Y más me duele porque pasará inadvertida ante tus ojos. Más me duele porque nacerá de un tiempo supremo, de un mundo inmejorable. De un tiempo donde nunca compartimos un lugar. Donde sólo nuestras almas se tocaron y casi sintieron la piel cálida de nuestros cuerpos.

Y sin más remedio, te digo adiós. Porque no necesitas mis alas para sumergirte en las nubes, ni mis armazones de acero para contener tus sueños. Pero querrás mis brazos a la hora de tu muerte y de seguro querrás llevarme contigo, fundidos hasta la muerte en una cruda sinfonía que jamás comprenderemos. Y vete a la cama niño, que se te hace tarde y no quiero verte deshojando almendros ni recogiendo cristales por la cólera de otros. Renuncio a ti porque emprendes el vuelo hacia esa línea de espuma que se recuesta sobre el horizonte. Comienzas a pedalear sin rumbo. Renuncio a ti para luchar tranquila, renuncio a ti para no tener que mirar por el rabillo de mi ojo, renuncio a ti por amor. Renuncio a ti para no fracasar con el falso sentimiento del merecimiento.

2 comentarios:

franco ferreira dijo...

hace mucho que no te leía y este blog volvió a conquistarme. la partida con Cortázar y cada una de las alusiones posteriores, alcanzaron una vez más tremenda fuerza...
Gran interpretación de los sentimientos. Gran poder para volcar todo eso en las líneas de este blog. Se agradece.

Cuídate mucho y ns estamos leyendo ;)

BELMAR dijo...



CADA VEZ QUE TE VISITO ME ENCUENTRO CON LA SORPRESA QUE AVANZAS MÁS EN EL DOMINIO DE LA PALABRA, FELICITACIONES POR TU BLOG Y LO QUE PLASMAS EN ÉL.


"C'est faux dire: je pense: on devrait dire on me pense."


("Es falso decir: yo pienso; deberíamos decir: alguien me piensa.")

Arthur Rimbaud