Hoy me desperté con ganas de ti, ojalá el Domingo se apresure y todo pase lo más inadvertido posible.
Hoy me desperté con ganas de decirte que si algo resulta, jamás te embadurnaré un corazón.
Hoy me desperté con ganas de ver al mar reflejado en dos espejos desiguales capaces de enajenar su fulgurante luz al deseo, vil deseo.
Quiero endiosar cada gesto, cada palabra y cada ilusión. Divinizado o no, ya tienen un valor infinito aunque no den frutos y aunque el alma no lo permita. Jamás serán igualados porque esta fe que regresaste a mi es fantástica. Aunque traten de emularlo nunca podrán, nadie podrá porque nadie buscó tanto como tu hasta encontrar esa herida que aun no cicatriza en mi.
Represa cada sensación.
Rescinde los malos pensamientos.
Déjame morar en tu alma.
Que no quiero retrocesos, que cada segundo siento algo nuevo y cada segundo deseo no sentir lo del segundo anterior. Que mi corazón estuvo cautivo tantas noches que huye de la luz, que niega la evidencia, que niega la salida.-