And the worms ate into his brain

Inercia.-

miércoles, 13 de agosto de 2008


Alzaste tus manos hacia el crepúsculo para no sentirte vulgarmente inútil.

Tus ojos boscosos, hicieron indescriptible al hielo que se nos caía a pedazos. Se escabullía venturoso por los parajes descubiertos del sendero, estrellandose contra las piedras del arroyo, taladrando el agua. Y tú, parado en una baldosa, te mueres por acribillar al hielo...