Sollozan los pliegues por el peso de tus párpados por sobre el estallido del arco iris, y cascadas emanan de él como cerdas somnolientas al color.
... Y del punto aparte, a esta parte, cae la primera trenza, amarilla, será el sol que vuelve a sus cabales de oleaje truncado. Últimamente Anatema goza de incredulidad, de macilentas caricias, de inercia, y es que acto y consecuencia, no. Pareces comenzar, pareces ya, haber vivido esto.
Tu mirada inquisidora me apuñaló, manos fuertes sobre el arrabal e inmerso en el profundo mar te amarrabas a todo lo que existió alguna vez a tu alrededor, te amarrabas para no dejar escapar la verdad, para no colisionar con mi alma, te amarrabas para no ser verdad, para ser ficticio, para ser mentira, para atormentarme la vida.
Sobremanera
sábado, 29 de marzo de 2008Publicadas por Anónimo a la/s 1:38 p. m. 6 comentarios
Suscribirse a:
Entradas (Atom)